extraterrestre del orto!

Influencias Pseudorandomicas
Que quede claro de una vez por todas: sus adversarios no fueron nunca inocentes párvulos, abnegadas monjitas o moralistas desinteresados, sino gente capaz, con posibilidades y dispuesta a todo con tal de desplazarlo. El problema es que no pudieron porque, y aquí el parangón con Fidel Castro es inevitable, Stalin simplemente se volvió indispensable, insustituible: quien sabía tanto de producción de trigo como de producción de cañones, de ingeniería civil como de las perfidias de la diplomacia internacional, era Stalin.
Para ello, lo primero que hay que hacer es desligarlo de Lenin, quien a final de cuentas le sirvió como catalizador y canal para su propio desempeño político. Lenin, lo sabemos, dio un audaz golpe de estado y se entronizó en el poder, pero es innegable que hacia el final de su vida ya no tenía un programa político inequívoco y que, con tal de mantenerse en su posición de líder supremo (y de la cual era extraordinariamente celoso), estaba dispuesto a llegar a acuerdos con fuerzas sociales retrógradas y a pactar con quien fuera necesario hacerlo, enemigos incluidos. Su famosa Nueva Economía Política es el mejor testimonio de ello. Pero se topó con Stalin, quien venía con otra trayectoria, esto es, una trayectoria de contacto directo con los obreros reales y no nada más con la figura teórica del explotado, con la policía real pisándole los talones y no cómodamente organizando desde Suiza la sublevación. Y Stalin logró lo inconcebible: desplazó a Lenin y al poco tiempo, y sin mayores trabajos, a Trotsky. Se produjo entonces un corte en la historia de Rusia, y en verdad del mundo, porque lo que con Stalin ya al frente del gobierno como líder indiscutido se inició fue algo completamente nuevo, ni más ni menos que la invención y la construcción de la Unión Soviética. Por ello, dan ganas de decir: «A Lenin lo que es de Lenin, a Stalin el socialismo real». Así, eso que pasó a la historia como `Unión Soviética' es la gran creación de José Stalin. En este sentido, tal vez sólo Alejandro sea comparable a él.
Lo que Stalin forjó, en efecto, y a un costo - es cierto - gigantesco, fue una cultura que no tenía precedentes, un sistema totalmente nuevo de relaciones de propiedad y humanas, una nueva concepción del hombre, un arte nuevo y todo ello, oh! paradoja, en nombre precisamente de Lenin: estadios Lenin, avenidas Lenin, montañas Lenin, metro Lenin, museos Lenin, escuelas Lenin, etc. No es a otro sino a Stalin a quien Lenin debe su transformación en semi-dios. Así, pues, el primer gran logro de magnitudes seculares que se le puede atribuir a Stalin fue la creación de la primera gran sociedad socialista de la historia.
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Sería absurdo negar que bajo Stalin y en su nombre se cometieron multitud de tropelías. Hay que decirlo: Stalin fue implacable. La vieja guardia leninista y el Alto Mando del Ejército Rojo, Katyn y Berlín, los kulaks y la oposición bujarinista, por no citar más que unos cuantos casos, podrían fácilmente testificar al respecto.
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La crítica implacable de Lenin ha sido oculta. Trotsky en lo que empieza a colaborar hoy, es en ser un ejemplo claro del arribismo de las posiciones liberales burguesas en el seno de la lucha obrera y del partido, que nos sirve como le sirvió a Lenin para confirmar que se debe ser implacable con los arribistas, y que el que hoy un miembro del partido de la clase obrera se entregue a la causa, no es garantía de su permanencia por la mención de simples frases de maquillaje revolucionario.
Con la mentalidad del Trotskismo, no hubiera Lenin atacado a Kautsky cuando renegó del marxismo, ni a Rosa Luxemburgo cuando apoyó al nacionalismo Alemán; tampoco hubiera Marx atacado al anarquismo; pues para la forma de pensar liberal que impulsó Trotsky y que mucho cala en los sectores acomodados, lejos de impulsarse el carácter científico crítico del marxismo, pasó a vulgarizarse como un dogma religioso de fórmulas memorísticas y esquemas absolutos.
El estalinismo que fue otra de las vertientes que se dedicó a tratar de destruir el bolchevismo, con ideas burguesas, también atacó a Trotsky. Pero hay que recordar que Estalin se encargó de asesinar inclusive a sus aliados para no tener ninguna disputa posible con quienes conocían sus mecanismos para controlar el poder y destruir el partido. Los filisteos ayudantes del imperialismo (consecuentemente) nos atacarán de estalinistas por atacar a Trotsky, y podrán decir que si acaso iremos luego a atacar a Lenin y a Marx, cuando lo que dejan ver es que están evitando a toda costa el estudio de las polémicas de Lenin hacia Trotsky, que han abandonado (si es que han tenido) el más mínimo comportamiento científico con la teoría, más nosotros junto a Lenin preferimos "decir la verdad con desacierto que silenciarla si la cuestión es grave"
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Desde entonces el referente político organizativo de clase que significó el bolchevismo y la teoría de Lenin, ha sido castrado por un lado por Estalin y el estalinismo y por el otro por Trotsky y el trotskismo.
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El trotskismo ha sido una amalgama de todo género oportunista, que busca crear una maraña de categorías y esquemas formales para confundir los conceptos claros del marxismo y del leninismo. Una amalgama que en todas partes tiene hilos conductores que lo amarran al estalinismo, en su desesperada lucha por defender los intereses capitalistas. Esto es una muestra clara de cómo bajo la disciplina obrera del partido y el control vigilante de los obreros un centrista puede olvidar su egoísmo y servir a la revolución, pero en el momento que no demuestre su abnegación al proletariado, debe ser desechado y tratado como saqueador.
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A estos revolucionarios de palabra y liberales burgueses de hecho, deben cobrar las masas las múltiples traiciones históricas que han sufrido; no hay lugar para estalinistas, ni trotskistas, ni castristas, ni sandinistas, en las filas del partido obrero, el partido real no de palabra, el partido independiente de los liquidadores y contra ellos.
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NUESTRO PENSAMIENTO: EL OXÍMORON NACIONAL-COMUNISTA.
Nuestras fuentes ideológicas y referentes abarcan desde los clásicos marxistas europeos (Marx, Lenin, Stalin, Trotsky, Gramsci), los marxistas iberoamericanos (Mariátegui, Guevara, Castro, Jorge Abelardo Ramos) y del tercer mundo en general (Mao, Ho Chi Minh), los llamados nacional-bolcheviques (Radek, Liszt, Lenz, Niekisch, Strasser, Thiriart,Dugin, Luc Michel ), los representantes del socialismo no marxista y autogestionario (Sorel, Bakunin, Prouhdon, Durruti, Pestaña), los representantes del nacionalismo revolucionario (peronistas montoneros, bolivarianos, sanmartinianos, artiguistas, martianos), los socialistas panárabes (nasseristas, baasistas), los islamistas revolucionarios (Khomeini, Shariati), etc.
Damos a nuestro pensamiento el nombre de Nacional-Comunismo, oxímoron que debe ser entendido como síntesis revolucionaria, acción sinérgica, transversalidad y convergencia de extremos aparentemente irreconciliables (nacionalismo e internacionalismo, tradición y revolución, valores materiales y espirituales).[link]